Es conocido por aquellos sabedores de los caminos del mundo que la naturaleza está viva, igual que lo está la gente y las bestias. Existe un área en equilibrio –un equilibrio de la flora y fauna que reside en sus orígenes. Pero este balance no es eterno. Se puede perder, especialmente cuando los humanos llegan al lugar.
El cuerpo de un guerrero sangra cuando es herido, pues lo mismo hace una región cuando es lastimada por la
presencia humana. El Pantano Helado, profanado por las magias malditas de los hechiceros invasores Hyperboreanos, ha convocado horrores en respuesta a sus heridas. Destacan de entre todos esos los monstruos conocidos por los cazadores Cimmerianos como Devoradores de Carne, que en los últimos meses se han alzado desde el yermo helado de los pantanos. Cada uno de ellos poseyendo la más mínima astucia animal y un hambre voraz por la carne humana.
Estas bestias monstruosas amenazan desde los pozos helados de agua enfangada como manifestaciones del pantano iracundo, llenas de músculos y odio, con su piel dura como la piedra repleta de ramas de los árboles del pantano y apestando del agua sucia. Hacer frente a uno de estos mastodontes es enfrentarse a la furia encarnada del Pantano Helado.