Por encima de todos los horrores maléficos que ha repartido la brujería Hyperboreana están las blasfemias salvajes conocidas por los cazadores Cimmerios como Reptadores Helados. Estos entes rapaces vagan fantasmalmente a través de los bosques ocultos, silbando y deslizándose en busca de presas.
Sin ser una bestia natural, el Reptador Helado es una mezcla entre una serpiente y una anguila, aunque todavía
con aspectos de ninguna criatura conocida. Una cola serpentina arremete contra el agua del pantano a medida que el Reptador Helado se desliza tras su presa, mientras un torso raramente parecido a un humanoide aparece de las profundidades sorprendentemente con poderosos brazos y múltiples dedos terminados en garras. Su faz es la de una serpiente marina o una anguila gigante, un horrible rostro reptiliano terminado en afilados colmillos.
Algunos de los pocos que han visto y sobrevivido a un Reptador Helado lo describen como un recuerdo de una edad temprana, cuando los cocodrilos y su prole reclamaban el mundo como suyo. La mayoría de los supervivientes no han sido educados lo suficiente como para poder hacer una afirmación así, y simplemente apuntan a la hechicería Hyperboreana, alegando que la criatura es el resultado malformado y brutal de magia negra que maldice todo lo que toca.